sábado, 25 de octubre de 2014

Despertares...

Anoche me desperté sudorosa y fría. No recuerdo cuál fue el sueño. Pero sí recuerdo la soledad que sentía. Era como un vacío en mi pecho, que irónicamente pesaba como un plomo. Costaba respirar. Era como si hubieran arrancado un pedazo de mí sin previo aviso.
Y entonces recordé. Recordé que te habías ido para no volver. Recordé lo sucedido los últimos meses. Un día me desperté y no estabas a mi lado, porque simplemente no habías podido aguantar más. No pudiste seguir luchando y te fuiste.
Necesité unos minutos de respiraciones profundas para poder estabilizarme. Para hacer que mi mundo volviera a su posición de estabilidad. Una vez conseguido eso me levanté y fui a ver a nuestra pequeña. Porque tú te habías ido, es cierto. Pero gracias a los dioses aún la tenía a ella para hacer el dolor más silencioso.
Gracias por ese regalo. Gracias por el tiempo que pasamos juntos. Espero que fueras feliz durante el tiempo que estuviste conmigo.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Cosas que quise decirte

y que probablemente aún quiero decirte; pero nunca lo haré. A lo mejor, algún día, te pregunto si quieres saber o prefieres vivir en tu mundo de oscura ilusión. Y ya tú decidirás. Pero por ahora con esto tendrá que ser suficiente para mí.
También puede ser que te dediques a leer esto, en cuyo caso, la culpa es tuya, por cotillear lo que ya no te pertenece. Pero si lo lees... estaría bien recibir algún tipo de respuesta o algo, para que no sea una conversación unilateral (seguiría siendo una conversación?). Para qué me engaño, esto es un blog, la gracia es que sea unilateral. A veces mis propias contradicciones absurdas me sorprenden hasta a mí. En fin.
La cuestión es que me gustaría saber cuándo (cuándo empezó a terminar?) y cómo coño fue el proceso. Es curiosidad morbosa. También me gustaría llamarte cobarde. Cobarde por ser exactamente como eres. Cobarde por no dar nada de ti y pensar que eres al que hacen daño. Cobarde porque lo digo yo. Y punto.
Y ya, no quiero escribir más. Dentro de un tiempo veré esto y me sentiré avergonzada. Y frustrada, por no contar las cosas como son. Pero es lo que hay. En algún momento debería volver al mundo de las metáforas y dejar las hipérboles.
Pues eso. Ya. Que te vaya bonito. Adiós. Let me rest in peace...

jueves, 2 de octubre de 2014

Destruyendo lo querido, 
rompiendo lo que se cree irrompible, 
demostrando un absoluto egoismo,
 intentando pensar en lo querido, 
soñando con que todo sea un sueño

Quiero que seais felicesque consigais lo que quereisy que el hecho de que yo me vaya no cambie eso

porque ahora mismo, quiero irme muy lejos
aunque intente lo contrario sigo siendo egoísta 
y seguiré haciendo daño una y otra vez
por eso no quiero cerca a nadie a quien pueda dañar

y sin embargo, os quiero a mi lado

por eso, me alejaré una vez mása ese pequeño mundo donde soy feliz y no molestodonde la libertad es absoluta
y no existe dolor




sábado, 27 de septiembre de 2014

Sentimientos

Hablar de sentimientos es algo muy complicado. Mirar a la cara a alguien y decirle exactamente lo que estás sintiendo es difícil y hace falta mucho valor. O mucha habilidad. Y yo voy escasa de ambos.
En cambio, escribir sobre sentimientos es sencillo. Sólo hay que coger papel y boli (o teclado) y escribir lo que se te pasa por la cabeza. No hace falta ordenarlo o corregirlo. Ni siquiera tiene que sonar bonito. O tener una sintaxis apropiada. Lo único que tiene que haber son sentimientos. Tienes que plasmar lo que sientes para que cuando otra persona lo lea pueda sentir tu dolor, tu amor, tu ira... lo que sea.
En mi caso yo no escribo mis sentimientos para los demás. Lo hago para que cuando necesite recordar lo encuentre escrito y así vuelva a sentir lo de entonces. O recuerde por qué no debo hacer algo. O por qué debo luchar.
En este caso lo que debo recordar es que intentar no hacer daño a alguien por el simple hecho de quererlo no es la mejor idea. Quizá sea mejor la sinceridad y la empatía, antes que subestimar su fuerza. Yo fui cobarde y me equivoqué. Y ahora pago el error. O quizá tenía tanto miedo a la culpabilidad y al remordimiento que prefiero ser la víctima y no el verdugo. Quizá...
Por otra parte... ¿habría cambiado algo? Si he de ser sincera lo dudo. Los hechos serían los mismos. Lo único distinto serían algunos sentimientos momentáneos, pero al final... sería lo mismo, creo. Eso espero.
Probablemente debería intentar corregirme y decir las cosas, enfrentarme a los sentimientos y hacer preguntas aunque tenga miedo de las respuestas. Espero que no sea demasiado tarde para empezar... Si lo consigo o no está por verse...