lunes, 16 de marzo de 2015

Visitas al tiempo perdido

como cuando miras atrás y ves lo pasado desde la perspectiva del presente.
Como cuando coges tu ordenador viejo y abres una carpeta para ver qué encuentras. Y te encuentras a aquella chica de quince años que pataleaba contra el mundo y las injusticias. Y te encuentras a aquella de 18 años, emocionada por su cambio de rumbo, totalmente llena de esperanzas y con un mundo nuevo frente a ella. Y a aquella de 22 años, ya no tan ingenua y más bien agobiada pero esencialmente feliz y rodeada de gente a la que quería y que la quería.
Y mientras ves todo eso, y recuerdas, una lágrima baja por la mejilla. No porque estés triste sino porque sabes que nada de eso volverá. Nunca volverás a tener 15 años, ni 18, ni 22, ni 25... no volverás a ser tan ingenua, ni vivirás todas esas primeras veces. Hay tipos de felicidad que nunca se repetirán.
Respiras. Te limpias esa lágrima perdida. Sigues respirando. Y piensas... sí, es verdad, esos tiempos ya no volverán. Pero vendrán otros. Probablemente mejores. Seguro que mejores. Habrá otras primeras veces. Nuevas primeras veces. Y segundas veces. Y terceras.
En eso consiste vivir. La vida no es una canción, es simplemente eso, vivir. Ya lo dicen, vivir es lo más peligroso que tiene la vida. Pero es lo único que te queda. Vive. Hazlo lo mejor que puedas. Disfruta de cada nuevo paso. De cada una de esas primeras veces. Llora con cada una de las decepciones. Levántate con las caídas. Respira. Y sé feliz.

Con cariño, tu yo de los 26 años, cansada, decepcionada, pero preparada para levantarse.

lunes, 9 de marzo de 2015

Recuerda para olvidar...

- Cariño, qué miras?... cariño?
Ella separó la mirada de la ventana y se giró hacia mí. La desolación con la que me encontré en esos ojos me dejó momentáneamente sin palabras.
- Mi pequeña - dije mientras corría hacia ella- lo siento tanto. Tranquila, tranquila. Se pasará. Algún día no dolerá.
Ella permaneció quieta, sin reaccionar de ninguna forma a mi abrazo y a mis palabras, que la fin y al cabo, no eran suficientes para dar consuelo, aunque mi presencia y las insuficientes palabras eran lo único que podía ofrecerle.
- Pequeña, qué puedo hacer? Hay algo que pueda hacer para que te sientas mejor?
- Hazme olvidar. Haz que deje de sentir. Necesito que se calme el dolor, no puedo aguantar más. Mamá, por favor, dame el olvido.
- Pero, si hago eso, si olvidas... si olvidas será para siempre. Lo entiendes? Jamás volverás a recordarlo, perderás todo aquello que pasasteis juntas.
- Está muerta, madre. Nunca volverá. Nada de eso volverá. Sé que debería querer recordarla, que debería honrar su recuerdo, pero duele. Duele tantísimo. Cada cosa que veo, cada cosa que hago, me la recuerdan. Y duele aquí, en el pecho. Y en la cabeza. Por los dioses madre, me duele hasta el alma. Y ya ha pasado tanto tiempo... No sé cómo superarlo. No sé cómo vivir así. Necesito olvidar. Ya no puedo seguir deambulando más tiempo.
La reina miró fijamente a su hija. Llevaba tantos años viéndola sufrir que ella tampoco tenía claro si aguantaría mucho más tiempo así. Sabía que su hija había querido a aquella humana, eso lo había tenido claro desde la primera vez que las vio juntas. Pero había subestimado la profundidad del sentimiento, del dolor que su muerte le conllevaría. Ahora ya no había más opciones, si quería el olvido eso tendría.
- Muy bien, hija. Haré lo que pides. Ya sabes cómo funciona. Va a doler. Va a doler mucho. Pero es inevitable. Concéntrate en aquello que quieres olvidar, en este caso, concéntrate en ella y todo lo que asocias con su persona será eliminado.
Agarró la cabeza de su hija, con las manos en sus sienes. Concentró su mirada en los ojos doloridos de su pequeña y poco a poco vio como esa oscuridad se eliminaba. Vio como se aclaraban y, al mismo tiempo que todo el dolor que la muerte le había provocado, el olvido también eliminó todo aquel amor. Una última lágrima resbaló por la mejilla de la princesa y la primera lágrima se deslizó por la mejilla de la reina.
- Madre, por qué lloras? Ha pasado algo?
- No cariño, tranquila. Sólo venía a buscarte y me distraje mirándote. Tienes los ojos tan parecidos a los de tu padre... En fin, vámonos. Debes acompañarme.
- Muy bien. Vamos.

jueves, 5 de marzo de 2015

Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos...

En uno de estos días de bajón lacrimógeno, lo que me planteo ya no son los errores de mi vida sentimental, errores de los que no fui consciente hasta que ya era demasiado tarde y que no fueron únicamente míos. No, no es eso lo que pienso. Lo que me planteo es... ¿por qué al estar ahora mismo aquí no me siento como si este fuera mi lugar? Llevo tantos años luchando de una forma u otra, tanto tiempo soñando con qué haría cuando fuera mayor y ahora... ahora... ahora no sé qué es lo que quiero. Es decir, estudié una carrera, que por cierto era la carrera que soñaba desde... siempre. Desde la primera vez que vi Liberad a Willy. Y Tiburón. Y desde que me estudié los huesos del cuerpo humano. Y desde que me regalaron mi primer libro sobre mariquitas y su ciclo vital. Pero resulta que la carrera me costó sudor y lágrimas. Ansiedad. Estrés. Enfado. Orgullo, Vergüenza. Frustración. Pero era feliz, fui muy, muy feliz en esos años, pese a todo. Terminé y decidí cuál quería que fuera mi especialidad. Así que allí me fui. Y ahí aún sabía que quería no sólo ser bióloga. También antropóloga y eso me hacía feliz, me sentía muy capaz. Y entonces me dijeron que el trabajo que quería hacer no era posible. Y dije, bueno, siempre has querido seguir estudiando así que haz lo que siempre has querido, ya que puedes. Y me pongo a hacer una tesis. Y está bien. Y tengo apoyo. Y todo se hunde. Y nada es como debería. La gente se va. Me rompo. Me hundo. Nadie es suficiente. Nada de lo que hago es suficiente. Me siento incompleta e inútil. Me siento insuficiente. Da igual cuanto me esfuerce, nunca llegaré a pasar del aprobado. La constancia se escapa. Y me puede el peso de todo lo que me rodea. Me agobia el vacío. ¿Qué hago aquí? ¿Dónde está mi lugar? ¿Cómo puedo volver a sentirme feliz y satisfecha conmigo misma?
No sé la razón por la que lucho. Por la que hago que otros se sacrifiquen para ayudarme. No sé qué voy a conseguir con esto. Creo que debería buscar la respuesta fácil: un trabajo, un sueldo, una casa propia, una vida estable y tranquila. Quizá dar ese paso sea la solución. Dejarlo todo, dar la vuelta y empezar de cero. Y dejar de aspirar a destacar cuando lo único que puedo hacer es ser una más.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Actitudes imposibles

Estoy tan cansada. Tan harta. Siempre agobiada. Siempre enfadada. Siempre frustrada. Tan cansada. De los sube y baja. De dar vueltas y vueltas. De la repetición. De todo.

Quiero que todo desaparezca. El dolor. La pena. La frustración. La ira. El amor. Quiero que todos me dejen en paz y no necesitar a nadie. Estoy muy harta de necesitar compañía y apoyo. De necesitar algo que ya no está. De querer a gente que se fue sin mirar atrás.

La vida es demasiado corta para desperdiciar tanto tiempo así. Sólo quiero aceptarlo, asumirlo y darme la vuelta sin mirar atrás. Dejarla a ella atrás. Y a él. Y a todos los demás. Esos seres queridos que se van porque su vida ya no está cerca de ti y entonces ya no eres importante. Esos cuyos sentimientos cambian y no consideran que hacértelo saber sea necesario. Odio. Cuando lo pienso así sólo puedo sentir rabia. Ira. Odio.

Acaso soy estúpida? No creéis que podría entenderlo si me lo explicarais? Que podría asumirlo? No se te ocurrió que podría entender que tenías que irte porque estabas agobiada? Que podría entender que tenías que ir con ella? No se te ocurrió que podría querer seguir siendo tu amiga? Que te necesito para algo más que para una mensaje en Navidad? Se ve que no. Se ve que a ti te basta con ella. Pues me alegro por ti. Y espero que nunca te deje, porque entonces, qué harás?

Y tú, imbécil? No eres capaz de aprender? El mismo jodido error una y otra vez. No puedes decidirlo todo tú sólo. Cómo puedes ser tan listo y no entender que toda la mierda de tu cabeza nos afecta al resto? De verdad crees que estuvo bien meterte en mi cama mientras dudabas por ella? No se te ocurrió decir: no, no quiero esto, dame tiempo? No, claro, es mucho mejor dejar que eso pase y un mes después decirme que ya no me ves así, que hace meses que lo intentas pero no sientes eso por mí. Eres gilipollas o qué? No ves dónde está tu jodido error? Puedes ponerte en mi lugar e imaginar cómo me siento en este momento?

Para que el amor sea algo tan importante por lo visto es muy fácil que las cosas cambien y no hacer nada. La mentira por omisión se ve que obvia al amor y la lealtad.

Estoy muy cansada de todo. Sobre todo del dolor y la ira. No puedo entender cómo actúan personas que era importantes para mí y ya no deben serlo más. Amigos, amores y amantes. Todos. Tan cansada de todos. Y tan necesitada de muchos...

domingo, 1 de marzo de 2015

Quisiera...

Quisiera poder decir que he nacido para estar contigo. Me gustaría poder decirte que eres la persona destinada para mí. Que siempre estaremos juntos. Que somos el uno para el otro. Quisiera sentir el hilo rojo que tira de mi meñique al tuyo.

Pero no puedo.

No puedo asegurarte nada de eso. No puedo jurar que siempre estaremos juntos. Que te quiero y siempre te querré. Que eres lo más importante en mi vida. Que eres lo primero en lo que pienso al despertarme y lo último al acostarme y que siempre será así. No puedo prometerte algo que no sé. Y prometer que lo intentaré parece algo fuera de lugar, ya se sabes no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.

Pero hay una cosa que puedo prometerte. Puedo prometer que seguiré luchando hasta el día en que vuelva a ver esa sonrisa...