miércoles, 23 de septiembre de 2015

No es difícil entender que a veces hay que luchar.

Hoy estuve hablando con una amiga, una muy buena amiga. Contándole mis últimas novedades y experiencias sentimentales. 
Y he llegado a una serie de conclusiones. 
Esto no ha sido una cuestión de amor. O de querer lo suficiente. Nos queremos. Y sí que me habría gustado que este último año no hubiera pasado. Y creo que lo habríamos superado juntos si hubiéramos cambiado las cosas que había que cambiar. Creo, de verdad, que habría funcionado todo lo nuestro, a largo plazo. Me habría gustado intentarlo en serio, juntos, y a ver qué pasaba.
Pero. Siempre hay un pero. Faltaba algo. Y no era una cuestión de amor. Le faltaba el empuje, supongo.
Yo creo que para querer a alguien y darlo todo por esa persona tengo que recibir lo mismo a cambio. Creo que una relación sólo puede funcionar si ambas partes ponen de su parte todo lo posible. Si no se acomodan en lo bueno y en lo malo. Lo malo hay que intentar cambiarlo y adaptarlo, Hablar es la clave, pequeño saltamontes. Al menos para mí.
Hace falta confianza, un equilibrio. Y, sí, sacrificio, pero del bueno. 
Todos mis problemas con esto son los mismos que hubo desde el principio. Y creo que me precipité en la última conversación amorosa, pero creo que fue porque había llegado al límite y si no me paraba él yo tomaría mi decisión. Y no me paró. Claro que no crea que a nadie le sorprenda.
Y una parte de mí espera. Espera a que me llame. A que vuelva. A que me busque. A que luche.
Me encantaría que me quisiera lo suficiente y quisiera que estuviéramos juntos tanto que mereciera la pena insistir y no irse con la cabeza gacha. Sí, yo dije que se acabó. ¿Pero no merece la pena arriesgarse e insistir, al menos una vez? Eso sólo parece darme la razón a mí, parece que no era suficiente. 
Cuando fue a mí a quién dejaron yo no me fui con la cabeza gacha. Estuve ahí, intentando ser su amiga si no había nada más. Arriesgándome al rechazo porque lo quería lo suficiente para que me dijera que no. Cuando entendí que no había nada ahí, entonces me fui. Pero antes lo intenté, de una manera u otra.
No quiero decir que no fuera en serio cuando dije todo aquello. Y no sé si diría que sí aunque volviera. Pero el hecho de que no luche por mí, que no insista ni lo más mínimo, que solo baje la cabeza y lo acepte sin más... sólo me hace pensar que tenía razón y que no había un final feliz. 
El tiempo lo dirá.

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