sábado, 3 de septiembre de 2011

Atlantia

Durante miles de años los Seres Humanos hemos podido disfrutar del mejor regalo que los Dioses dieron jamás a ningún ser vivo: la brisa, el viento, el hermano Sol y la hermana Luna, campos y praderas donde ver crecer a nuestros hijos, amaneceres bañados con el perfume que estornudan las flores en primavera, puestas de sol decoradas con los sueños aún por conseguir y, aunque parezca mentira, inteligencia.
Pero el Hombre Blanco despreció aquel tesoro y a medida que la vida le sonreía él le contestaba dando patadas al destino.
Si alguien lee esta carta no olvide que el fin de esta civilización se debió al egoísmo, codicia e incultura de la raza Humana.
Los Hombres ya no somos mamíferos, el Ser Humano no se convirtió en depredador, la raza Humana somos, simplemente, un virus: matamos, crecemos y nos multiplicamos. Por eso nos extinguimos, por eso las aguas se tragaron nuestra civilización, la verdadera Atlántida éramos nosotros.
Por eso dejo escrita esta nota, para formas de vida inteligentes venideras.
Cuando los hombres escupen al suelo, se escupen a si mismos.

* pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm pupúm piiiiiiiiiiiiiiiiiiii_________*

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