miércoles, 4 de febrero de 2015

El tiovivo que da vueltas sin parar...

Cuando te miras en el espejo y te cuesta reconocer lo que ves. Cuando te miras y no te ves. Cuando tú misma ya no  eres tú misma. Cuando al ver el espejo no quieres el reflejo, quieres atravesarlo.
Cuando sabes que necesitas que algo cambie, salir del lugar en el que estás, pero no hay ninguna salida cercana o posible.
¿Qué hacer?

No tengo respuestas. No sé porqué las cosas son como son.
Sí se que ya no me siento yo misma, que desde hace un tiempo no sé qué ha cambiado tanto en mí. Soy como ese tiovivo desbocado que rueda y rueda sin parar, hasta que hasta el más terco acaba mareado y débil. O mejor, como una montaña rusa que sube, baja y da vueltas, hasta que no sabes cómo va a terminar. Soy como un yo-yo que sube y baja a base de tirones.

Pero yo no era así. Yo era dura y resistente. Y ahora sólo soy una sombra de lo que un día fui. Como una marioneta sin cordones para dirigirla. O un pájaro sin alas. Aunque en realidad no es que no tenga alas, es que no sé qué hacer con ellas. O con quien.

Me siento tan sola que no sé qué hacer conmigo misma. Es muy irónico viniendo de alguien a quien le encantaba estar sola. Y ahora, los que hay no son suficientes. Porque otros se fueron. Porque las rutinas cambiaron y no sé cómo salir de donde estoy. No sé cómo hacer las cosas bien.

Yo sólo quiero que todo se estabilice, se cambie y volver a sentirme cómoda con mi vida y conmigo. Pero no sé cómo hacerlo. Y tampoco quién puede ayudarme.

Pero algún día lo sabré, algún día volveré a tener la cabeza en silencio, sin escuchar esa insidiosa voz que me desequilibra. Algún día volveré a ser solamente yo. Y a estar feliz siendo simplemente eso, yo. Sólo necesito paciencia...

No hay comentarios:

Publicar un comentario